Ojos Muertos | Dead Eyes

Author: Sergio Nuñez

Escritor novel, apasionado lector del género de terror y misterio. "Escribo, para intentar escapar de la muerte, mientras me río de ella..." Argentino...y eso ya es mucho decir. Autodidacta, soñador incansable.

A budding writer, passionate reader of the horror and mystery genres. "I write to try to escape death, while laughing at it..." Argentine...and that's saying something. Self-taught, a tireless dreamer.

Nadie podrá decir que Tony no tiene sensibilidad. El hijo de puta solo daña a los gatos. A los gatos negros. Su madre, quien murió hace ya unos años, le comentó que esos asquerosos animales son obra del Diablo y servidores de Brujas y Demonios. En fin, lo convenció de pequeño y le indujo a maltratar y si es posible, torturar a estos mininos, cuyo único pecado es haber nacido de color.

Su hermanastro Toto, tiene cinco años y retraso mental, se babea y en ocasiones, cuando no puede mantenerse en pie, se arrastra como una babosa. Esto le divierte también a Tony, es entonces cuando su padre, Ramón, se junta con él y ambos mueren de risa viendo al pequeño intentar erguirse. Al parecer, el único que le acerca un poco de ternura a Toto, es el gatito de la vecina, Mary. De color gris. Se acerca y lo arrulla y refriega su cuerpecito contra su nariz, haciéndolo reír torpemente. Por momentos parece incluso que hablan. Se miran, uno, con sus ojos perdidos en su deficiencia y el otro, con esa indescifrable mirada de los gatos. Lo que nunca supo Tony, acerca de los felinos, es aquella misteriosa leyenda que dice que no debes tener cerca de tu boca, la boca de un gato respirandote. Porque de aquella manera, se llevan, con su aliento, el tuyo. Toto nunca lo sabría tampoco, porque nunca entendería nada del mundo real y al parecer a él, aquello no le afectaba. Hasta que su maldito hermano, colgó al gatito de Mary del tapial lindero, con una alambre de púas. Allí estuvo el minino un día entero, agonizando y desangrándose de a poco, mientras Toto aullaba de dolor viéndolo morir y oyendo sin entender, las carcajadas de Tony y de su padre.

Son las doce de la noche. El viejo y su maldito hijo, duermen. Uno borracho y semidesnudo, sobre el sofá del living. El otro, tirado boca arriba en la cama de su cuarto con una revista de fotos pornográficas abierta en su pecho, lascivamente manoseada sus páginas. La figura pequeñita entra sigilosamente al cuarto y besa suave y largamente la boca del dormido hermanastro, luego sale y hace lo mismo con el borrachín. Ambos ni se enteran. Toto sonríe mientras desentierra al michifuz que quedó semi tapado en el patio de la casa. Lo alza y lo arrulla. Al día siguiente, Mary llega hasta el lugar, buscando su animalito y le sorprende ver al niño como si estuviese milagrosamente recuperado de su deficiencia. Este la mira y pronuncia el nombre del gato muerto, ofreciéndoselo para que lo sostenga en sus brazos. Desconcertada, la jovencita ingresa a la casa a contarles a sus familiares esta increíble recuperación del niño. Toto comportándose de forma normal… casi un milagro.
Pero solo encuentra dos cadáveres, con los ojos desmesuradamente abiertos, mirando hacia la nada y ambos con un hilo de baba cayendo del costado de sus labios morados.

No one can say Tony lacks sensitivity. The bastard only hurts cats. Black cats. His mother, who died a few years ago, told him that those disgusting animals are the work of the Devil and servants of Witches and Demons. Anyway, she convinced him when he was little and led him to mistreat and, if possible, torture these kitties, whose only sin is being born with a certain color.
His stepbrother Toto is five years old and mentally challenged. He drools and sometimes, when he can't stand up, he crawls like a slug. This also amuses Tony, and that's when his father, Ramón, joins him and they both die of laughter watching the little boy try to stand up. Apparently, the only one who shows Toto a little tenderness is the neighbor's kitten, Mary. She is gray. She comes up to him and coos and rubs her little body against his nose, making him laugh awkwardly. At times it even seems as if they are talking. They look at each other, one with his eyes lost in his deficiency and the other with that indecipherable cat gaze. What Tony never knew about cats is that mysterious legend that says you should not have a cat's mouth breathing on you. Because that way, they take your breath away with theirs. Toto would never know either, because he would never understand anything about the real world, and apparently it didn't affect him. Until his damn brother hung Mary's kitten from the boundary wall with barbed wire. The kitten hung there for a whole day, agonizing and slowly bleeding to death, while Toto howled in pain watching him die and hearing, without understanding, the laughter of Tony and his father.
It's midnight. The old man and his damn son are asleep. One drunk and half-naked on the living room sofa. The other is lying face up on the bed in his room with a pornographic magazine open on his chest, its pages lasciviously fondled. The tiny figure sneaks into the room and kisses her sleeping stepbrother softly and long on the mouth, then leaves and does the same to the drunkard. Neither of them even notices. Toto smiles as he digs up the michifuz that was half buried in the backyard. He lifts it up and cradles it. The next day, Mary arrives at the house, looking for her pet, and is surprised to see the boy as if he had miraculously recovered from his disability. He looks at her and says the name of the dead cat, offering it to her to hold in her arms. Bewildered, the young woman enters the house to tell her relatives about the boy's incredible recovery. Toto is behaving normally... almost a miracle.
            But she only finds two corpses, their eyes wide open, staring into nothingness, both with a trickle of drool falling from the corners of their purple lips.